Explicaba el otro día en Rac1 el Profesor Niño Becerra que dentro de tres o cuatro años desaparecería el dinero como tal, que todo se pagaría telemáticamente. De hecho, casi funcionamos así, poco es lo que pagamos en efectivo. En algunos lugares como Granollers se había probado la tarjeta monedero para las compras pequeñas, la idea estaba bien, ibas a comprar el pan, la fruta o la carne a la tienda y pagabas con la tarjeta que me parece era de 1000 pesetas y se iba gastando hasta que se tenia de cargar de nuevo.
En este estado que describe Niño Becerra, hay un problema: La economía sumergida, que ya sé es un seguro para mucha gente para no acabar cayendo en la pobreza, o más bien una cuestión de pura supervivencia. No digo que sea buena, pero como mínimo la gente puede ir tirando haciendo un 'remiendo' por aquí o un 'apaño' por allí. Por tanto, no hay que criminalizarla, porque, además, muchos de los dineros que se generan vuelven al dinero oficial.
De hecho, la gente ha estado acostumbrada a pagar en metálico durante siglos, así como a la economía del intercambio. Nuestros abuelos, cuando tenían dinero compraban lo que necesitaban. Aquí lo que no sé cómo se resolvería, es la cuestión de aquellos que pagan sólo el 2 % de los impuestos (el 98% lo pagan los trabajadores), como tienen el dinero en B y en A también en paraísos fiscales, quizás lo tendrán que dejar allí de vacaciones para siempre.
No deja de ser curioso el poco interés de los estados en perseguir estos paraísos fiscales y averiguar quién tiene allí dinero y su origen, parece fácil y sería una buena manera de recaudar dinero en vez de continuar exprimiendo este 98% de trabajadores que son quienes pagan impuestos,¡ah! y los jubilados también.