MENSAJE OCULTO


Este escrito es del 25.06.2014. He querido oportuno recuperarlo a raíz de este escrito donde hablan de plusvalías. La noticia es que la explotación humana, la nueva esclavitud, no es noticia ni importa nada al consumidor occidental que quiere prendas baratas y actuales, para ir a la moda low cost, un low cost de un coste muy gravoso para quien fabrica esta ropa en condiciones infrahumanas.

Rebecca Gallagher, una mujer del sur de Gales, descubrió que la etiqueta de un vestido que compró en la cadena de tiendas de ropa Primark contenía un mensaje relacionado con la explotación laboral. En la etiqueta aparecía escrita en inglés la frase 'forced to work exhausting hours' ('obligado a trabajar hasta el agotamiento'). "Una oye todo tipo de historias sobre personas que trabajan en fábricas en el extranjero donde se les explota", dijo Rebecca al diario 'The South Wales Evening Post'. Al igual que otras tiendas de ropa, Primark han sido denunciada en el pasado por explotar a personas en países subdesarrollados.
No deberia sorprendrenos y si en cambio escandalizarnos, Primark no són los únicos:  En China se pueden localizar gran cantidad de fábricas donde las trabajadoras son explotadas, según un reportaje publicado por el diario El Mundo titulado Por qué sólo cuesta 'Todo a 100'. Las dagongmei (chicas trabajadoras) son jóvenes y adolescentes que producen sin descanso por un sueldo de 90 euros al mes, del cual se les descuenta la comida y los "gastos de alojamiento". Si estas chicas quebrantan las reglas internas o no rinden al nivel esperado, puede verse reducido su sueldo o los ocho días de vacaciones anuales.
La investigación de un periódico de Hong Kong descubrió en 2000 que los juguetes que McDonald's regalaba en sus promociones en este país eran elaboradas por adolescentes de entre doce y diecisiete años en una jornada laboral superior a dieciséis horas diarias, a cambio de 2,40 euros al día y una habitación compartida con otras quince chicas.

Son, en cambio, las fábricas de productos destinados al mercado de las tiendas de Todo a 100, ya sean gestionadas y explotadas por empresas chinas o de otros países, las que peores condiciones tienen. La presión para abaratar los precios es enorme, y detrás del negocio suelen estar compañías desconocidas que no tienen que cuidar su nombre. Su lema es producir mucho, barato y rápido, pero los accidentes entre las trabajadoras o los incendios son realidades cotidianas en estos lugares de producción.
La política de contratación de estos talleres no permite admitir a mujeres mayores de veinticinco años, aunque esta regla se olvida si la mujer en cuestión tiene hijos pequeños dispuestos a trabajar gratis. Esta situación laboral hace que aumente el número de jóvenes que terminan dejando las factorías para prostituirse, ya que afirman que "es mejor que trabajar en la fábrica".

La situación en China es especialmente desesperante para las víctimas de los abusos porque el Gobierno mantiene la ilegalidad de los sindicatos y las asociaciones de trabajadores. 
Luego están los barcos cargueros en aguas internacionales con cadenas de producción en su interior, trabajando 18 horas diarias de lunes a lunes a cambio de poca y mala comida y un catre para descansar algo.
Estos esclavos del siglo XXI, viven peor y tienen menos derechos que los esclavos antiguos, y en parte todo esto se produce por la indiferéncia y pasividad de los Gobiernos y también de los propios consumidores. 


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