Se atribuye al escritor Elias Canetti que "la frase más monstruosa de todas es decir que alguien ha muerto en el momento justo". Pero el fallecimiento repentino del fiscal general del Estado, José Manuel Maza, en Buenos Aires, se ha convertido en un movimiento de piezas en el tablero que nadie podía prever y puede al mismo tiempo modificar sustancialmente el escenario.
La muerte de José Manuel Maza ha impactado profundamente la política española. La ironía del destino ha querido que el fallecimiento -por infección renal- se produjera precisamente en Argentina, donde late todavía la polémica sobre el fin violento (¿suicidio?,¿asesinato?) del fiscal Alberto Nisman, que investigaba el gobierno de la expresidenta Cristina Kirchner. Pero más allá de estas casualidades, la muerte natural de Maza plantea ahora la delicada tarea de encontrar un sustituto que no dé dolores de cabeza al ejecutivo en el momento más decisivo del proceso contra el independentismo.
No han faltado tuits desagradables y de mal gusto sobre esta muerte, que el Ministro Zoido se ha apresurado a condenar, lo que no hizo por cierto cuando murió Muriel Casals, entre otros y fueron frecuentes los tuits del mismo mal gusto. Vamos por partes, confieso que en un primer momento, me alegré de esta muerte, lo siento, pero los humanos somos así, justicia poética me dije, después uno razona, y se dice, no es esto compañero, no puedes alegrarte de la muerte de nadie, ni que sea la de tu peor enemigo, pero la reacción inicial es la que es, del mismo modo que no podemos evitar reírnos cuando alguien cae aparatosamente en la calle.
El problema es que una cosa son las reflexiones interiores que se pueden hacer, y la otra plasmarlas en un tuit, más o menos ingenioso u ofensivo que es lo que se debería evitar. Tal vez la gente en general debería contar hasta cien antes de tuitear, nos ahorraríamos muchos de estos casos desagradables por un lado y el otro. Y ojo que también empiezan a aparecer teorías conspiratorias sobre esta muerte súbita, que por qué no se le hace la autopsia ...., etc etc. José Manuel Maza ha muerto, descanse en paz.
La muerte de José Manuel Maza ha impactado profundamente la política española. La ironía del destino ha querido que el fallecimiento -por infección renal- se produjera precisamente en Argentina, donde late todavía la polémica sobre el fin violento (¿suicidio?,¿asesinato?) del fiscal Alberto Nisman, que investigaba el gobierno de la expresidenta Cristina Kirchner. Pero más allá de estas casualidades, la muerte natural de Maza plantea ahora la delicada tarea de encontrar un sustituto que no dé dolores de cabeza al ejecutivo en el momento más decisivo del proceso contra el independentismo.
No han faltado tuits desagradables y de mal gusto sobre esta muerte, que el Ministro Zoido se ha apresurado a condenar, lo que no hizo por cierto cuando murió Muriel Casals, entre otros y fueron frecuentes los tuits del mismo mal gusto. Vamos por partes, confieso que en un primer momento, me alegré de esta muerte, lo siento, pero los humanos somos así, justicia poética me dije, después uno razona, y se dice, no es esto compañero, no puedes alegrarte de la muerte de nadie, ni que sea la de tu peor enemigo, pero la reacción inicial es la que es, del mismo modo que no podemos evitar reírnos cuando alguien cae aparatosamente en la calle.
El problema es que una cosa son las reflexiones interiores que se pueden hacer, y la otra plasmarlas en un tuit, más o menos ingenioso u ofensivo que es lo que se debería evitar. Tal vez la gente en general debería contar hasta cien antes de tuitear, nos ahorraríamos muchos de estos casos desagradables por un lado y el otro. Y ojo que también empiezan a aparecer teorías conspiratorias sobre esta muerte súbita, que por qué no se le hace la autopsia ...., etc etc. José Manuel Maza ha muerto, descanse en paz.
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