Desde hacía un tiempo, cada vez que pasaba por delante del viejo solar, de lo que había sido una nave textil que habían derribado hacia meses, y que ocupaba toda la manzana rodeada por una pared como preceptivamente ordena el ayuntamiento, sentía la necesidad imperiosa de abrir una pequeña puerta forrada de aluminio que había en medio de la nada de las paredes de obra que rodeaban el solar. Tenía la sensación de que no tenía que abrirla, y hasta ahora así había sido, pero un jueves del mes de febrero al pasar por delante no pudo contenerse y cogiendo cuidadosamente la manija mientras esperaba inquieto que no le permitiera abrirla, ésta, se fue apartando facilitándole el paso al solar. 
Cuando vio que había dentro de aquel solar, se dio cuenta de que mejor no haber traspasado ese umbral: Delante suyo, había una serie de cadáveres dispuestos de diferentes maneras: una pareja tumbada en el suelo cogidos de la mano, ambos vestidos de novios, dos señores mayores derechos, uno de ellos con bastón parecían charlar, mientras que al lado, una pareja de ancianos sentados en un sofá parecía que estuvieran viendo la Tele. Junto a los dos abuelos, tumbada en el suelo estaba Esperanza... y aquí es donde se sobrecogió; Esperanza había muerto el día antes, se lo había dicho Pablo su hermano, y era ella, seguro, como seguro era que conocía a los dos ancianos sentados que parecían ver la tele, traspasados ​​hacía pocos días. Era evidente que aquellos seres sólo los podía ver él, pues el descampado, no desde la calle, pero si era visible desde cualquier balcón de los pisos que la rodeaban y aunque la gente no suele salir mucho al balcón ni se fija en nada, alguien debería haberlos visto. Toda esta puesta en escena le había dejado con un escalofrío en el cuerpo, pero lo que más le dejó atónito, fue en darse cuenta de que al lado de donde estaba Esperanza había una silla de color pistacho, una silla de esas que se usan en los despachos o en casa para trabajar con el ordenador, y aquella silla ....., estaba seguro, muy seguro, .... era la suya.